miércoles, 1 de junio de 2011

IPC acumulado en tres años : 5,2%

Ser pobre es bueno para la salud. Si eres pobre, la cantidad que puedes invertir en un plazo a tres años es poca y no pasa nada si la mujer que te atiende en el banco te confirma que :

-No, no ha habido ningún rendimiento.

Y sigue un silencio tranquilo, de picnic de domingo, ese preciso silencio que va desde el momento en el que se extiende la manta y se abre la cesta para sacar la comida, toda tan rica y tan apetitosa (Todo está rico y apetitoso y tienes hambre). Y hace sol. Y parece que no hay mucho bichos (una mariposa por ahí, sí). Y los niños jugando sin gritar. Y ese aire suave al que le vendría tan bien una ropa recién lavada para agitarla, convirtiendo todo en un anuncio de suavizante. Este silencio.

-Ya sabes que estaba referenciado a una cesta de valores

Si la cantidad hubiera sido alta, en ese momento me habría cogido un buen cabreo, alentado por los latidos de mi corazón. Pero mi corazón en ese momento no dice nada, parece muy tranquilo.

-Lo confirmo, estoy muy tranquilo.

Pues, me digo, no pasa nada, porque no he perdido lo que he invertido. La mujer me mira y yo la miro. Qué le vamos a hacer si la cesta no sube. Me fijo en la grapadora, en su tarjeta, apoyada en una pequeña repisa de plástico, en sus manos sobre el teclado y, puestos a mirar, en los columpios del jardín que hay enfrente. En un día como éste no merece la pena enfardarse

Supongamos que fuera lunes y estuviera lloviendo y que la mujer que me atiende no estuviera de buen humor. En ese caso podría enfadarme porque lo cierto es que, en esos tres años, los precios han subido un 5,2% de media. Y el cálculo es muy fácil : si no has obtenido esa rentabilidad, eres más pobre.

En este momento, la mujer debería haberme dicho :

-No, no ha habido ningún rendimiento, así que eres un 5,2% más pobre. Tu poder adquisitivo ha bajado un 5,2%. Con este dinero te van a dar un 5,2% menos de lo que podrías haber comprado hace tres años.

Te cuentan la historia de la cigarra y la hormiga y tú te esfuerzas por ser la hormiga para cubrir todas esas necesidades básicas que este Estado, dentro de poco, va a dejar de ofrecerte porque cada vez le va a quedar menos dinero en el bosillo, después de pagar deudas, para atenderte y tenerte contento y que así no le montes minirrevoluciones y les sigas votando. Quiero ser la hormiga, pero lo que no se dice en el cuento es que la cigarra es mucho más lista que la hormiga.

La cigarra sabe que la inflación va a ir por encima del rendimiento del dinero. Y eso porque los bancos tienen tantas pérdidas a punto de aflorar que no pueden perder dinero ofreciéndote unos intereses altos, porque la Bolsa algún día tendrá que adaptarse a lo que en realidad sucede, momento en el que empezará otra fiesta con más gente bailando y menos sillas, y porque los recursos cada vez son más escasos y vamos a tener que pagar más por lo mismo.

La cigarra lo sabe y tú, que eres gilipollas, no.

Entré en la sucursal siendo pobre y salgo siendo un poco más pobre. Poca cosa. También podría haber salido siendo un poco más rico, pero habría sido una riqueza mínima, para gastarla en una buena comida. Como no ha sido el caso, habrá que conformarse con ese picnic con mortadela, bebidas de marca blanca, vino de roble y cuatro tigretones. Ojalá tuviera un gato para montar un ovillo con todos estos razonamientos y dárselo para que juegue por ahí y así tener la mente en blanco.

Con la mente en blanco todo está bien y puedes ver pasar la tarde tomando chupitos de suavizante de Bosque Verde, la bebida oficial de las hormigas.

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