viernes, 16 de abril de 2010

Happy Meal de McDonald´s : 3,65 euros.

Uno podría contar su vida dedicándole un capítulo a cada habitación de hotel en la que ha estado, a las veces que ha visto Fargo en televisión o, se me ocurre, merendando con mi hija en el Mc Donald´s, a los regalos que encontró en el Happy Meal. En este caso, el protagonista sería el dragón de la película "Cómo entrenar a tu dinosaurio" que se esconde debajo de la caja de cuatro nuggets.

Supongo que debe haber alguna explicación para esta avalancha de dragones en películas, sobres de juguetes, juegos de ordenador y novelas. Algún sociólogo habrá ya con la mano levantada deseando participar, pero creo que puedo prescindir de él y atreverme a decir

-Te vas a equivocar.
-Calla, sociólogo, o te destierro a uno esos programas de la UNED que ponen a las seis y media de la mañana.
-Ya bajo la mano.

y atreverme a decir que nos atraen porque son una buena imagen de la realidad actual, básicamente invisible. Por encima de las nubes se pelean multinacionales que le añaden vocales a la gripe corriente, grandes bancos con los sótanos vacíos, estados en ruinas como el Partenón, dictadores con los bolsillos llenos de uranio, especuladores de divisas con una nariz afilada capaz de oler el futuro, fabricantes de coches poco obedientes con el conductor y economistas aconsejándonos que leamos los periódicos de la crisis de 27 para estar al día. Miramos hacia arriba, vemos cómo las nubes se iluminan sin que se escuche ningún trueno y después corremos hacia donde suponemos que estamos protegidos.

-Pues vaya mierda de explicación.
-Estabas advertido. Mañana te vas a la radio a hablar de la sociología del turismo en los años setena.
-Pero eso no le interesa a nadie.
-Por eso lo ponen a las seis y media. Te ves un par de películas de Alfredo Landa y ya estás listo.

Mi hija se come los nuggets a su ritmo, encantada porque, además, le han regalado un cuento de la película. Me sorprende que por tres euros con sesenta y cinco céntimos puedan darte todo esto y ganar dinero. Por un dragón del Toys R Us que sería a éste lo que una figura de Giacometti a una de Botero, tuve que pagar casi diez euros. La explicación, que ya sabemos, la recuerdo al leer lo que pone en la tripa del dragón : "Made in China".

¿Y por que pienso en todo esto justo ahora? Pues porque mi cabeza es como un mono inquieto saltando de liana en liana. De Fargo al dragón, del dragón a las nubes, de las nubes a China. Y ahí estoy colgado ahora, saltando un segundo después a la obra de teatro de David Hare "The power of yes". La obra se estrenó en Londres en octubre del 2009 y en ella David Hare trata de explicar las razones de la crisis actual. Para ello necesita que veinticinco personajes cuenten lo que saben desde su experiencia. Uno de ellos, David Freud, un banquero experto que ayudó a reflotar British Airways, explica por qué el último boom financiero ha dudado tanto.

"-Y todo el mundo estaba como loco porque el boom durara tanto. No seis años o diez, que es lo normal. Este duró diecisiete años. ¿Por qué? ¿La verdadera razón? Porque la gente en China estaba trabajando por cuarenta y seis centavos la hora, esa es la razón. Por eso la inflación se mantenía artificialmente baja, porque todos esos productos baratos inundaron el mercado. Trabajaban para nosotros por nada"

De esta liana, el mono pasa a "Gomorra", de Roberto Saviano, y a la descripción que hace del puerto de Nápoles como el principal punto de entrada de productos chinos en Europa.

"Todo lo que existe pasa por aquí. Por el puerto de Nápoles. No hay producto manufacturado, tela, artículo de plástico, juguete, martillo, zapato, destornillador, perno, videojuego, chaqueta, pantalón, taladro o reloj que no pase por el puerto. El puerto de Nápoles es una herida. Ancha. Punto final de los interminables viajes de las mercancías. Los barcos llegan, entran en el golfo y se acercan a la dársena como cachorros a las ubres, con la diferencia de que no tienen que succionar sino, por el contrario, ser ordeñados. El puerto de Nápoles es el agujero del mapamundi por donde sale lo que se produce en China"

Trato de agarrarme a la liana de este viernes por la tarde, en esa mesa, con mi hija limpiándose las manos después de coger cada patata frita. Lo malo de leer es que a veces uno se desdobla como esas azafatas que se meten en el cajón que el mago rompe en tres partes. Uno piensa que lo que era ya no es, pero el mago le tiende un pañuelo rojo a la mano que sale de un agujero para demostrar que, aunque dividida, la mujer sigue entera. Yo agarro una servilleta y la muevo para probarme que estoy aquí.

Y ya sé por qué titulan una película "Cómo entrenar a tu dragón". Se trata de que China siga estando domesticada, de que los costes allí sigan siendo bajos, de que así podamos seguir comprando en una economía en la que, en términos de riqueza, no hemos avanzado nada en diez años.

Suelto la liana y me centro en la salsa barbacoa, que abro mara mojar las patatas y los dedos. Se me pasa por delante un párrafo del libro "The end of overeating", acerca de la sal, la grasa y el azúcar que se puede encontrar en cualquier alimento procesado, pero me detengo. Ya está bien de hacer el mono. Empapo bien las patatas en la salsa. Ahora toca me hacer el cerdo.