lunes, 17 de enero de 2011

Litro de diesel : 1,197 euros

El litro de Diesel, en la estación de Shell en la que reposto, está a 1,197. En la estación de Repsol, que se encuentra enfrente, también está, cosas de la vida, a 1,197. Basta con mover la cabeza de izquierda a derecha y de derecha a izquierda (Repsol-Shell-Repsol-Shell) para hacer un estudio de cómo funciona el mercado. Tan global, con sus pozos repartidos por todo el mundo, y tan local con el tema de los precios :

-¿A cuánto has puesto el litro de diesel? Grita más, coño, que no te oigo. Ok. Espera, que lo marco.

Esa es una versión. En la otra, habría que darles un premio por llegar al mismo precio con estructuras de costes tan distintas. O manipulación o coincidencia, que cada uno elija.

Pero volvamos al 1,197. Un gran precio. Si uno tuviera un poco de sensibilidad en los dedos mientras echa gasolina, como el médico que los coloca en la yugular para notar el latido del corazón, podría sentirse conectado con el mundo, con el de verdad. Puedes quejarte de que no pasa nada en tu vida, pero por tus manos está fluyendo la realidad.

¿Y cómo se encuentra la realidad del petróleo? Pues algo delicada.

-El latido no es muy fuerte – dice el médico.

Y el médico tiene razón, pero para ser más específicos hay que echar mano de unas estadísticas, lo siento. Opinar sin dar cifras está feo. Los datos que aparecen a continuación proceden del libro “Por qué el mundo está a punto de hacerse más pequeño”. Un interesante ensayo sobre el fin del petróleo que me leo para resumiros mientras vosotros perdéis el tiempo con blogs como éste.

Hoy la economía mundial consume unos 86 millones de barriles a diario, de los que China se lleva 7. En 1983, las cifras eran 58 y 2, respectivamente. El problema es que los pozos se están acabando a un ritmo del 6,7% por año, según anunció la Agencia Mundial de la Energía en 2008, lo que provoca que cada día se pierdan cuatro millones de barriles de producción, cifra que llegará a los veinte millones en los próximos cinco años.

Así que, en cinco años, podríamos necesitar 86 millones de barriles diarios y producir solamente 66. Va a ser como el juego de las sillas, pero a lo grande, porque los países productores, además, se quedarán cada vez una parte mayor del petróleo para producir energía, potabilizar el agua (Oriente Medio necesitará un millón de barriles diarios para desalar los 1.400/1.700 millones de metros cúbicos de agua que necesita al año) o atender a su demanda interna (En los próximos treinta años, tres cuartas partes de los vehículos nuevos que circulen por las carreteras lo harán en esos países)

¿Y qué pasa cuando baja la oferta más rápido que la demanda? Pues que los precios suben : entre 2000 y 2008, los precios del petróleo se multiplicaron por siete, y el barril pasó de 20 a casi 150 dólares. A partir de aquí, cualquiera puede seguir solo, pero le doy un último empujón con datos de Estados Unidos : de enero de 2004 a enero de 2006, la subida del precio del barril de petróleo de 35 a 68 dólares llevo la inflación energética desde menos del 1% hasta el 35%. Junto con el aumento asociado del precio de los alimentos, los disparados costes de la energía elevaron la tasa de inflación de menos de 2% a casi el 6% durante el verano de 2008. Cuando el petróleo alcanzó los 100 dólares el barril, los costes de combustible pasaron a ser casi la mitad del coste total de transportar algo por mar.

Hasta aquí, las malas noticias. Después vienen peores, pero esas no las expongo para que a la gente no le entre ganas de escuchar algo de Bunbury. Sólo diré que responden a preguntas como : ¿Y las renovables? ¿Y los coches eléctricos? ¿Y el biodiesel?

En resumen, para los que se hayan saltado los párrafos de dos en dos : que por la manguera que agarras con tanta fuerza cada vez fluirá menos gasolina y que el precio que pagarás por ella haráque saques la bicicleta del desván. Los cambios que eso provocará son tan grandes que nuestros nietos nos pedirán como cuento a la hora de dormir que les describamos cómo era un día de nuestra vida en el 2011.

Es probable que Jeff Rubin, que es el que ha escrito el guión de esta película, se equivoque, pero lo que dice tiene sentido : explica por qué en una recesión como la actual, el precio de un bien sigue subiendo. En El País del 15 de Enero del 2011 se justificaba la subida a los 100 dólares por el recorte de producción de la OPEP en 4,2 millones de barriles diarios. El optimista habla de mero recorte, el pesimista de la inevitable caída de la producción.

Yo me limito a pagar y a callar. A los cuarenta euros que pago, añado el de la barra que compro. Tantos números me han dado hambre y he decidido preparar una tortilla de patatas antes de que, por las nuevas especulaciones sobre los alimentos o el aumento del coste del transporte, uno ya no pueda ni preparársela.